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> Cuento erótico ....
JUANJETE
Posted: November 14, 2009 01:24
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Buen colega



Caballeros de Ni


Group: Juanjete
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Joined: April 27, 2009

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Cuentos de luna (Tercero)
Escrito por Daria013 en En tu Alcoba
Pos producido por Juanjete el buen colega
Sabado, 26 Septiembre 2009
Leido 169 veces


- Horas bajas. Me encierro en casa y no quiero pensar en nada ni en nadie. La pluma permanece estática sobre el papel en blanco.

Hace tres días que no me acerco por la estación del metro, hace tres noches que no voy al local que ella frecuenta a la salida del trabajo. Hace setenta y dos interminables horas que no pruebo bocado.
Temerosa de enfrentar sus ojos ahora que me conocen, ahora que han leído sus cuentos de luna.
Me encuentro mal. Débil, paralizada por el pánico, asqueada de mi propia cobardía. Necesito tumbarme. Necesito tranquilizarme.

Imagino su sonrisa perfecta, enmarcada en esos labios rojizos y carnosos. Se me aparece el brillo de esos ojos almendrados que me obsesionan, refulgiendo a la luz del sol un segundo antes de descender por la boca del metro.

No, no quiero verles, pero se meten en mi cabeza, y les deseo más que nunca.


Veo con toda claridad esas pequeñas manos blancas de largas uñas nacaradas sacar poco a poco la enorme camiseta blanca, arrugando los bates de béisbol cruzados que lleva impresos. Veo con toda claridad esas manos grandes y morenas acercar a su torso desnudo la frágil figura de curvas deliciosas, unir sus labios a los de ella, acariciar su larga melena de sol y cobre.

Sonrío después de tres días. Da gusto verles así.

Cierro los ojos e introduzco un nuevo personaje en la escena. Una sombra silenciosa sentada en un rincón de la habitación en penumbra, con las piernas replegadas sobre el pecho, con los brazos abarcando las rodillas, observando extasiada, perdida en la belleza de la acción, embriagada por el perfume que emana de esa piel caliente, excitada, de dos cuerpos que se rozan, que se abrazan, que se exploran despacio, con candencia, con alevosía, con toda la intención de hacer durar ese encuentro hasta el infinito.
En una caricia, un fino tirante se desliza por el hombro, dejándolo desnudo, a la merced de una boca hambrienta que se lanza a lamerlo, a morderlo como si se tratase de fruta madura. Sube despacio hacia el cuello de cisne blanco, que de echa hacia atrás dejando vía libre a esos labios golosos y rudos.
Desde mi posición puedo observar una mano que se desliza por la cintura, buscando el borde del vestido para colarse bajo él, ardiendo en ganas de acariciar la piel de seda que esconde.


Cae de rodillas frente a la diosa de marfil y sol, rendido de deseo, casi suplicante, se abraza a sus largas piernas, ella le acaricia el cabello negro y espeso, dándole así el permiso que él necesitaba.
Se agarra a su trasero perfecto como quien se agarra a un salvavidas, y su cabeza desaparece tras la tela negra que apenas cubre aquel cuerpo de chica diez. Ella entreabre sus labios, dejando escapar un suspiro al notar el aliento húmedo, caliente entre sus piernas.


Sus delicadas facciones se crispan cuando empieza el juego, él la besa, busca, penetra con su lengua en la cavidad sagrada que esconden sus piernas. Ella intenta separarse en un acto reflejo, él la atrae hacia sí amarrándola por el trasero.
Sale un grito de su suave garganta, pronuncia un nombre que solo escuché una vez, en una de nuestras cortas conversaciones de desconocidos en un andén, y él sabe que está preparada.
Sale de su escondite, la empotra contra la pared. Separa sus piernas, y deja caer su pantalón con una celeridad y una maestría inauditas. Sólo necesita levantar su falda para penetrarla de una sola embestida. Emite un gruñido al notar la humedad envolviendo su polla, la justa estrechez de la cavidad que le acoge, y ella gime, haciendo fuerza con las manos para no golpearse con la pared. Empuja hacia atrás para sentirlo más hondo si cabe. Él la atrae hacia sí para complacerla, para complacerse, y juntan las caderas en una perfecta sincronización, en un baile que parece, hayan practicado toda la vida.

Las manos de él se crispan sobre las redondas caderas cuando se corre con un gemido profundo, y luego caen abrazados sobre una cama cubierta de terciopelo negro.

Solo entonces reparan en mi presencia.

No, no me miréis... Yo no debo de ser más que una sombra, la narradora de esta historia inventada de dos personas que no se conocen. Sólo un punto de unión, una mota de polvo en el ambiente, uno de los suspiros que lanzáis entre caricias y besos.

En realidad, soy insignificante ante vuestro brillo...

No, no me invitéis a compartir las sábanas con vosotros. Yo desapareceré como la luna desaparece a la luz del sol, y os velaré cada noche, y escribiré sobre vosotros.

Claro que deseo sentir vuestra piel sobre la mía, vuestros labios rozando cada milímetro de mi cuerpo, vuestra saliva, el olor acre a sudor y sexo empapándome, pero no es mi lugar.
Me levanto, me acerco despacio y me arrodillo en la cama. Enfrento vuestros ojos, y os acaricio el rostro.

Solo un beso, es lo único que puedo permitirme.

Degusto los suaves labios rojizos, acaricio despacio sus dientes perfectos con la lengua, exploro cadenciosamente el interior de su boca. El dulce sabor me inunda, y siento la respiración calmada en mi nuca de otros labios que también desean ser besados.
Unas manos fuertes asen mi cintura y una lengua dibuja círculos en torno a la flor de Lys de mi cuello.
No, esto no debería estar pasando. Yo sólo deseaba escribir para vosotros, quería regalaros unas historias que cambiasen vuestras vidas, que borrasen tu inseguridad y tu hastío, quería que tus ojos refulgiesen sin necesidad de sol, que os sintieseis deseados, conscientemente, y os recreaseis en ello.
No quería sentir nada, quería mantenerme al margen, no quería sentir esto...

Se clavan unos dientes en mi cuello, y las manos agarran mis pechos. Ella sonríe pícara al separar su cara de la mía y araña con sus uñas nacaradas mis muslos, descubiertos al echar mi cuerpo hacia atrás.
Me recuesto sobre el hombro de él, y esos dulces labios que besaba hacía un segundo se cuelan bajo la falda, pasean por mi vientre, sus manos acarician mi espalda arqueada mientras unos labios ávidos buscan el lóbulo de mi oreja.

Al fin me siento libre de la presión en mis pechos sólo para sentirme empujada a la colcha de terciopelo. Ella me acaricia el cabello mientras él termina de subir el vestido hasta la cintura.
Me susurra que me levante, y yo obedezco. De espaldas, termina de dejar al descubierto mi trasero, que separa despacio para alojar allí el glande. La ninfa de porcelana sabe bien lo que va a hacer, resbala bajo mi y agarra el clítoris con su boca.
Mis manos se crispan, agarran la tela que cubre la cama al notar su aliento cálido, al notar cómo el estrecho agujero se va a adaptando a cada centímetro que se va introduciendo en él.

Dolor y placer se unen, forman un grito que se queda bloqueado en la garganta. Siento unas uñas largas clavarse en mis muslos, una fuerza me obliga a estar quieta mientras unas caderas me golpean el trasero, y al fin me corro en un gemido largo, profundo. De mi ano sale líquido caliente, y veo la cara de satisfacción de mi niña de sol, limpiándose la boca con el dorso de la mano, como si estuviese eliminando restos de helado que ha comido a escondidas de mamá.

Abro los ojos. Estoy sola, tumbada en el suelo de mi habitación. La tinta forma el título, “Tercer cuento de luna”.


No. No quiero sentir nada por ellos, nada más de lo que he imaginado, y sin embargo, mi mano danza sola por la extensión de la hoja en blanco.
Esta noche contaré nuestra historia, la de los tres, y sólo quedará darle fin a toda esta locura.

Un solo cuento más y no volveré la vista atrás nunca.
Jee el buen colega. biggrin.gif

Actualizado el Domingo, 27 Septiembre 2009

Aunque mi aportación, haya sido escasa pero valiosa, pido a los foreros que me den su punto de vista, sobre el cuento en si...gracias tongue.gif




Duro y viejo como la roca, no olvida ni perdona…
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Tyler Durden
Posted: October 07, 2012 15:25
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Lo que posees acabará poseyéndote



Cocohuahuas


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Joined: August 07, 2003

Warn: (4%) X----




Creo que deberias dedicarte a hacer eso mismo, escribir cuentos eróticos, quizas así te calmaras más, y te saldrian unas groupies smile.gif




¿Sabías que la orina es aséptica? Exacto, puedes bebertela.
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